Creatividad y el arte de la memoria
La Blueproject Foundation de Barcelona no deja de soprenderme.
El día 30 de Agosto asistí al “finissage” de la exposición “The Keeper” de Pedro Torres. Su propuesta me ha hecho establecer una conexión frágil entre la memoria y la capacidad creativa, que pasa por sus sistematización. Desde las obsesivas notas diarias de Buckminster Fuller al ADN del proceso creativo de Ferran Adrià, la importancia que dan los creativos a archivar ideas, conceptos, proyectos realizados o por realizar no deja de llamarme la atención.
Pedro Torres nos explicó el proceso que le llevó a la exposición. Empezó con una investigación sobre las ciencias de la memoria por un lado. Luego la conectó con los viejos esquemas memorísticos conocidos como las “artes de la memoria”. De la síntesis de ambas perspectivas y de su propia creatividad surgieron las obras de su exposición.
Como introducción, Torres nos dió una lección magistral sobre los distintos tipos de memoria. Lo hizo desde la perspectiva de las ciencias cognitivas. Dejó muy claros los diversos tipos de memorias que nos conforman. Por ejemplo, nos habló de la memoria sensorial, más breve y directa; la episódica y cronológica, que conforma el relato de quienes somos como individuos; o la semántica, que se relaciona con la estructuración de nuestros mapas conceptuales. Y de ahí, pasó a presentarnos cada una de las obras de su exposición.
Tan sólo quiero compartir lo que me sugirió la obra inspirada en el sistema de memoria del renacentista Giordano Bruno. Cinco discos concéntricos recogen el qué de un recuerdo, el quién, el cuándo, dónde y el sentimiento asociado.
La versión de Torres nos invita a inscribir nuestros recuerdos en cada sector circular de un disco de madera. Como el dispositivo permite la rotación independiente de todos los discos, transforma la propuesta de Giordano Bruno en un sistema generativo. Se construye una “memoria colectiva” pues se recogen todas las posibles combinaciones de todos los recuerdos compartidos por los visitantes de la exposición. Esta invitación participativa despoja al sistema de Bruno de su exclusividad. Por así decirlo, es un poco menos el método de Giordano Bruno. Y es que me llama la atención la particularidad de muchos sistemas de memorización y archivo de los grandes creativos. El sistema de Bruno, sólo era fácil para Giordano Bruno. El ADN del proceso creativo de elBulli, a primera vista, no resulta nada sencillo para quien no esté embebido de la cultura de elBulli.Los sistemas de memorización como el famoso “Palacio de la Memoria” de Matteo Ricci, intentaron popularizar algunos métodos mnemotécnicos, romper su exclusividad. Tuvieron un gran auge siglos atrás. Asociaban, por ejemplo, un recuerdo a un lugar dentro de la arquitectura de un palacio imaginario, el palacio de la memoria. Las habitaciones de ese palacio imaginario se poblaban de ideas y recuerdos. Al recorrerlo más tarde se conseguían auténticas hazañas de memorización. Ahora bien, estos palacios no eran necesariamente sistemas generativos. Al recordar asociaremos ideas y puede que por combinación aparezcan novedades creativas. Tirando de una cereza arrastraremos a otras dentro del racimo. Pero no era ésa la intención principal de estas viejas “artes de la memoria”.
El recuerdo, la mirada retrospectiva sobre conocimientos y experiencias, sobre prácticas y resultados es uno de los pasos fundamentales de todo proceso creativo. Por lo que llevo visto, cada creador desarrolla sus propio sistema para recordar y revisar: formas de archivo, clasificación, recuperación y, con suerte, recombinación. Podemos comparar desde este punto de vista cosas tan dispares como los archivos de Aby Warburg o la Bullipedia de Ferran Adrià. En cada uno de ellos se palpa el esfuerzo de sus creadores por organizar las memorias y, con el tiempo, entender su propio proceso creativo.
Me pregunto hasta qué punto es traducible no sólo el armazón final de los diversos “palacios de la memoria” de cada creador sino la lógica inherente a su construcción y crecimiento. Si cada uno puede construirse su palacio de la memoria, ¿nos bastan las ontologías y estructuras semánticas actuales para una traducción efectiva?.
Hablando con David Kirsh hace unos meses en el University College de Londres, este experto de la creatividad me confesó la irreductibilidad e intraducibilidad de algunos núcleos del proceso creativo de cada disciplina y profesión, y de cada persona. Según él, la fuerte ligazón del conocimiento práctico a un contexto, unas prácticas concretas y, en algunos casos, a una forma de moverse y de aprehender conocimientos con el cuerpo, ponen las cosas difíciles al trasvase de procesos creativos de éxito entre disciplinas. Ítem más, para la generalización de procesos creativos entre la población. En una época que dice apostar por la creatividad generalizada, es una cuestión importante.
He aquí, pues, una primera conexión frágil que me ha sugerido la excelente exposición y posterior conversación con Pedro Torres:
memoria -> organización -> recuerdo y revisión -> creación
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ramonsanguesa.com » Memoria, creatividad, sentimiento y Vinton Cerf
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